Unidad de Pediatría
Es una disciplina de gran importancia ya que el cuidado de la salud en la etapa infantil contribuye a que los niños alcancen un completo crecimiento y desarrollo, disminuyendo el impacto ocasionado por las secuelas y complicaciones de diversos trastornos adquiridos en la infancia.
ESPECIALISTA
DRA. MARTA LORENZANA IGLESIAS
TE EXPLICAMOS
¿Qué es la Pediatría?
La Pediatría es la especialidad médica que se ocupa del estudio del crecimiento y el desarrollo de los niños hasta la adolescencia, así como del tratamiento de sus enfermedades.
En la consulta se ofrecerá una asistencia cercana, individual, integral y continuada a pacientes desde recién nacidos hasta los 14 años. Esta incluye la promoción de la salud y prevención de enfermedades mediante la educación sanitaria, así como el diagnóstico (a través de una anamnesis detallada facilitada por la historia clínica electrónica, exploración física y solicitud de pruebas complementarias si fuera necesario), tratamiento y seguimiento de las principales enfermedades que aparecen en esta franja de edad.
Preguntas frecuentes
Listado de cuestiones planteadas por los pacientes y nuestra respuesta a cada una
Las vitaminas son micronutrientes fundamentales para el buen desarrollo y funcionamiento del organismo. Ninguna de ellas, salvo la vitamna D, somos capaces de fabricarlas por nosotros mismos por lo que el nivel de vitaminas en nuestro cuerpo va a depender de los alimentos que ingerimos y en el caso de la vitamina D, de la exposición solar que recibamos. Por este motivo es muy importante que los niños tengan una dieta variada y equilibrada (verduras, frutas, cereales como pan, pasta o arroz, pescado, carne..) para asegurar la obtención de estos micronutrientes.
Son muy pocos los casos que precisan suplementación vitamínica (salvo vitamina K en recién nacidos, vitamina D el primer año de vida, vitamina B12 en dietas vegetarianas). Además solo deben administrase si hay un déficit confirmado. Nunca dar sin consultar previamente con el pediatra pues pueden ser perjudiciales para el niño dado que si las administramos en exceso podemos tener una intoxicación.
Los suplementos vitamínicos no han demostrado disminuir el número de infecciones ni aumentar el apetito.
Además hay que tener en cuenta que los niños que acuden a las escuelas infantiles es normal que tengan hasta 8-12 catarros al año con una duración de 10-15 días cada uno. Y esto, aunque nos cueste creerlo, es lo normal, y no es porque les falte ninguna vitamina o no estén sanos.
Cada niño crece a su propio ritmo. Existe una gran variabilidad de pesos y alturas entre los niños sanos y normales.
El crecimiento depende, sobre todo, del potencial genético de cada individuo y del sexo, aunque también influyen otros factores como la nutrición, la actividad física o la existencia de problemas de salud. Es un reflejo del estado global de salud y de nutrición.
Se valora comparando, en una gráfica de crecimiento, las medidas de un niño concreto frente a los de su misma edad y sexo y lo expresamos en percentiles. Si un niño está en el percentil 50 de peso significa que, comparado con los de su edad, hay un 50 % de los niños que pesan más y otro 50 que pesan menos.
Dicho de otra forma, si toda la población de los nacidos el mismo día se representara con 100 niños y los colocáramos por orden de lo que estemos midiendo: peso, talla o tamaño de la cabeza, el del percentil 50 estaría en medio, con 50 midiendo más que él y 50 midiendo menos; el del percentil 3 solo tendría 3 que medirían menos que él y 97 que medirían más; y el del 97, al contrario.
Por sí solos, los percentiles de crecimiento no indican el estado de salud de un niño. Es sólo una comparación. El percentil concreto de un niño, como dato aislado, no tiene demasiado valor.
La normalidad es muy amplia. Y es igual de “normal” encontrarse en un percentil 3 que en un 97. Lo importante es ver la evolución del peso y la talla a lo largo del tiempo. Si su ritmo de crecimiento es ese, y siempre se ha movido más o menos en ese carril, no hay que preocuparse.
Esta es una pregunta muy frecuente en pediatría sobre todo a partir de los 2 años de edad. Y es que a partir de esa edad, la velocidad de crecimiento se va a lentecer hasta que llega la pubertad que es cuando se produce “el estirón”.
Por lo tanto, a partir de los 2 años las necesidades de alimento son menores por lo que ellos solitos se van a ir regulando con las cantidades que necesitan. Además a partir de esta edad ya tienen mucha autonomía y estarán más interesados en el mundo que les rodea que en permanecer sentados en la mesa para comer.
Son más importantes la calidad y variedad de la comida, que la cantidad. Por lo tanto, los padres elegiremos lo que comen (intentaremos que sea lo mismo que el resto de la familia), la hora a la que se come y dónde. Ellos elegirán la cantidad.
Además intentaremos comer en familia para servir de ejemplo para él, sin tener pantallas delante, y marcaremos un límite de tiempo (no más de 40 minutos por comida).
El lenguaje es la forma de comunicación con los demás. Ya desde que es un bebé, el niño se puede comunicar antes de decir palabras. El habla es la expresión verbal de la comunicación. Los niños aprenden a comunicarse desde los primeros días y, de forma progresiva, van desarrollando el habla.
Al igual que con otras habilidades que van adquiriendo, la edad a la que los niños aprenden el lenguaje y empiezan a hablar puede variar. En las revisiones rutinarias del Programa de Salud infantil, siempre preguntaremos sobre ello ya que un retraso en el lenguaje podría significar un problema de salud importante como es la sordera o el autismo.
Por ello, ante cualquier duda sobre el desarrollo del habla/lenguaje de nuestros hijos, es aconsejable consultar con el pediatra, que valorará si se encuentra dentro de lo normal para su edad o si precisa derivación a otro especialista para valoración y tratamiento.
Se considera fiebre si la Tª axilar es >37,5ºC o rectal >38ºC. Es un mecanismo de defensa para evitar la replicación de los gérmenes.
La mayoría de las ocasiones está producida por infecciones víricas (>200 diferentes), independientemente de los grados de la fiebre.
Los antibióticos se utilizan cuando la infección está producida por bacterias (no aportan ningún beneficio si la infección es por virus) por lo que en la mayoría de las ocasiones no serán necesarios.
El problema de dar antibióticos cuando no se necesitan, es que con el tiempo las bacterias se vuelven resistentes al mecanismo de acción de los antibióticos y éstos dejan de funcionar, además de los efectos secundarios que pueden provocar.
Por todo ello, en la consulta de pediatría, se valorará la necesidad o no de antibioterapia mediante la anamnesis y exploración física.
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